¡Hola de nuevo compañer@s! Ha pasado tiempo desde la última entrega y es que no ha habido mucho que contar. A principio de mes nos cayó el diluvio y no estaba el horno para bollos. Después creo que nos coincidieron mares desastrosas y no estando el mar, ya se sabe. Aunque tengo que decir que para no perder las costumbres algún día hemos madrugado y tras dar un buen paseo rodado a las cañas hemos acabado almorzando, no nos engañemos, que era a lo que íbamos.
Si bien, el pasado sábado 12 de noviembre volvimos en busca de éste de aquí debajo. Otra vez vientos variables de componente sur, fuerte mar de fondo de noroeste y largas belladas. Unas condiciones cansinas que llevaron a Ramontxu a cambiar el corcho por las poteras, abandonándonos a Miguel y al menda a nuestra suerte.
Son condiciones que se capean muy mal por esta zona "cerca a casa", así que, aunque no nos guste nada repetir escenario, decidimos volver a un pesquero versátil de jornadas pasadas.
No aprovechamos nada bien el amanecer, ya que el caño con poco calado elegido tiraba a bello y no dio más que un sargo majo. Según retrocedía la marea, fue bajando la intensidad del golpe cada vez más y las belladas eran más largas, lo que nos obligó a movernos buscando más rompiente.
En este txoko los espáridos empezaron a aparecer a cuentagotas aunque el tamaño era bueno. Luego nada.
Vuelta a cambiar de calada y de nuevo a comenzar con las paladas de sardina en las belladas. Aquí parecía que el agua hervía con el golpe. No marcaba ningún espumero muy atractivo pero algún otro sargo se dejó ver.
Para las 11 de la mañana, con la bajamar, el oleaje comenzó a crecer y la frecuencia a descender poniéndose el tema bastante peligroso. Tras un par de avisos decidimos retroceder sobre nuestros pasos.
Era entonces cuando el caño de primera hora se puso en condiciones aceptables, así que fuimos allí a echar el resto. Es la ventaja que tienen estas zonas de pesca a resguardo que presentan distintas exposiciones al oleaje y que te permiten recorrer distintas puestas.
Aquí podéis observar a Miguel con qué mimo cuida la cuchara atrapadora.
La recompensa obtenida junto a las dos armas utilizadas. Aprovecho para saludar desde aquí a Anxo, ya que ha adquirido recientemente esta misma caña y decirle que también Miguel y yo seguimos esperando a los de 2 kg para ver cómo se comporta, ¡je je!
Comentar que el tamaño no era tan bueno como el de la jornada anterior y que perdimos algún buen ejemplar entre las piedras a causa de tener que pescar muy en largo debido al oleaje.
Por cierto, como no es fácil dejar los vicios he de reconocer que he vuelto de nuevo por mis fueros restando horas de sueño. Y el domingo...
Como se ve ya ha empezado a asomar algún cefalópodo con denominación de origen kraken y el tamaño general es muy aceptable.
Con los golpes, en los reflujos sacaba el corcho de la zona caliente pero en las belladas dejaba arrimar. Por lo menos no había bogas pero para no aburrirse hubo que lidiar con las algas que se enganchaban cada vez que el aparejo caceaba.
Entre la ensalada, conseguimos reunir unos cuantos sargos combativos más hasta que llegamos a los justos, momento de tirar el macizo sobrante, recoger bártulos y retirarse. El saco y la cesta también cuentan...
Este día, Miguel anduvo entonado y pescó de forma sobresaliente. No es de extrañar lo contento que estaba gurriatobarria.
Éste fue el resultado de la laboriosa jornada. ¡Hay que ver cómo cambian las cosas de un día para otro! Aunque no del todo porque la eskarra seguía en el mismo agujero. Para mi que se acordó al vernos porque corrió para el fondo, ¡je je!
La verdad del asunto es que esa mañana yo andaba con poca correa, pues había dormido poco a cuenta de estos bichos que pocas horas antes ocupaban la funcional cesta.
Y es que parece que este contenedor tiene su encanto porque le gusta a unos cuantos bichos, ¡je je!
El siguiente día de pesca fue el pasado sábado día 19, que amaneció de forma espectacular. Pero ése sólo era el atractivo al alba pues la mar seguía exactamente igual que el sábado anterior. Ramontxu volvió a los cefalópodos con idea de unirse a Miguel y al menda después, cosa que se cumplió pero sólo para saludar. Por nuestra parte perdimos el amanecer dando vueltas y para cuando vino el día sólo teníamos dos sargos bastante reglamentarios.
Entonces decidimos ponernos el traje de faena e ir a rastrear una zona que no conocíamos y en la que nunca habíamos pescado. Anduvimos mirando y vimos algunos txokos interesantes que decidimos probar, donde algún sargo salteado se dejó ver.
Pero fue sobre media mañana cuando decidimos intentarlo en el entrante inferior, donde la mar estaba muy pasada. Es el típico txoko que de primeras rechazas porque es muy difícil mantener el cocho en la calada pero...
El oleaje barría y vaciaba continuamente el pesquero con quedadas muy cortas ya con la marea bajando. Parecía imposible que los sargos entraran seguido como lo hicieron, aunque se mostraron activos desde el primer momento. La técnica, la habitual: macizo de sardina picada, zapatero y gamba arrocera de carnada, la boya de 80 mm con tres bolas en la línea de 8 mm, otra de 5 mm en el bajo del 0,23 mm de Tenryu con anzuelos del 3/0 y del 1/0 y con un calado que osciló entre los 2 y 3 metros. Se acabó el macizo y se acabaron las picadas, así que tocaba recoger.
La recompensa obtenida junto a las dos armas utilizadas. Aprovecho para saludar desde aquí a Anxo, ya que ha adquirido recientemente esta misma caña y decirle que también Miguel y yo seguimos esperando a los de 2 kg para ver cómo se comporta, ¡je je!
Comentar que el tamaño no era tan bueno como el de la jornada anterior y que perdimos algún buen ejemplar entre las piedras a causa de tener que pescar muy en largo debido al oleaje.
Por cierto, como no es fácil dejar los vicios he de reconocer que he vuelto de nuevo por mis fueros restando horas de sueño. Y el domingo...
El tema ya tiene difícil solución porque la picada que tenemos con estos bichos es de órdago. Si con razón decía que era pesca adictiva...
Sin más por mi parte, despedirme y desearos buena pesca. Y por pedir que no quede, así que a ver si nos llegan mares más ordenadas y bellas. ¡Un saludo!