El sábado día 28 de julio, quedamos los tres gorriones con Iker Olabarrieta a la hora habitual en Muskiz y nos dirigimos al punto de referencia de la costa cántabra oriental que no es otro sino la depuradora de Castro Urdiales. La primera impresión fué una decepción total; viento del noroeste muy molesto y una marejada con golpes de fondo, por lo que no le dimos muchas vueltas y optamos por pescar a bravo, como dice nuestro amigo Juan el de la tienda de pesca El Repunte de Avilés. Los 3 gorriones bajaron a unas lastras con cierto recorrido y el menda se fué a una zona más resguardada que es la de la imagen siguiente y que estaba bastante bien, pero que trás pescar algunos sargos, hube de desistir por la abundancia de algas.
Gorka, al inicio, se fué al resguardo que se ve en la imagen siguiente, pero desistió enseguida ya que la mar, al contrario de lo que auguraba el Windguru, fué a más y la zona se presta a que alguna ola te atrape por la espalda.
Así que trás pescar un sargo, se dirigió a la zona que se refleja en la imagen siguiente y estaba brava de madre, así que mucho lastre en la línea y en el bajo.
El resultado final es el siguiente con 20 sargos, un serrano, farro o vello y 6 troncomóviles de mubles, muxes o muiles.
El macizo fue de sardina picada, gamba y cangrejillo congelado de cebo con bajos del 0,25 al inicio y 0,235 después, plomillo en el bajo de 6-7 mm de diámetro y el habitual lastre de la línea con 4 plomillos de 8-10 mm de diámetro. Anzuelos Asari del nº2/0 y boya de 80 mm de altura y 30 mm de diámetro. El calado de pesca en mi caso fué de 1,5-2 m y el trío de entre 2,5 y 5 m.
Y para acabar la foto de rigor del relevo generacional de los dos elementos que tengo a mi derecha que no son moco de pavo. En esta ocasión, el fotógrafo oficial fué Miguel al que le pasa igual que a mí, ya que tuvo que sacar 3 veces la foto para que no saliera el dátil, léase dedo, en la imagen.
El lunes 30 me levanté a las 5:15 y me fuí a quisquillas y trás una buena soba, pude traer una cesta preciosa de ellas. Llevé 4 quisquilleros, esguileros o medios mundos hechos con cortinas y usé como cebo 2 sargos troceados a la mitad. Tenía ganas de volver a pescar con quisquilla de balsa (Crangon crangon).
Como Gorka está de vacaciones en Menorca, les dí un toque a Iker Olabarrieta y a Miguel. El primero me dijo que tenía trabajo en casa y el segundo me dijo que si iba, iría más tarde y que me llamaría a ver donde estaba. Visto el panorama, me metí al pulguero a las 22:00 y me levanté a las 3:00. Con la cesta de quisquillas, un bote de macizo de sardina y unos 40 cangrejillos congelados, me fuí a la salida de Castro Urdiales a ver la mar. Allí me senté un buen rato observando la mar y echando unos cigarros. Cuando llegué era la hora de la pleamar y como es la zona más abierta y bravía, observé que venían algunos golpones. Bajé y tras macizar con la quisquilla, me entraron las bogas y me cagué hasta en su madre. Era echar y sacar boga y que bogas!, gordas como pepinos. Me hervía la sangre y pensaba: "Véte a quisquillas para ésto". Recogí, volví a subir hasta el coche y me senté mirando la mar nuevamente. A medida que iba bajando la marea, en mis reflexiones, me decía que la mar iba a menos y que cuando bajaría el agua hasta la media marea, la zona se iba a quedar aceptable para pescar. Mientras hacía mis conjeturas, ví que venía un coche, así que esperé a ver quien era y resultó ser Juan Antonio Cano, otro veterano pescador. Comentamos como estaba el panorama y decidimos bajar a la misma zona. Repartimos la quisquilla y a trabajar. Allí estaban de nuevo las guarras, así que paciencia, macizar bien y a esperar. Hasta el amanecer sólo nos picaban las subsodichas, pero de repente empezaron a salir algunos sargos.
Hacia las 7:00 me llamó Miguel preguntándome donde estaba y al de un rato se presentó sin macizo ni carnada, como si fuera un turista, así que a compartir y al ataque.
La mar iba a menos y en esa zona, a nuestro juicio, cuando más peces se pescan es con poca mar. El aspecto que presentaba el escenario era el de la imagen siguiente con el nordeste ya marcando la dirección del oleaje.
Hacia las 10:00 el aspecto en bajamar era el de la imagen siguiente con algún golpín, con Miguel en primer término y Juan Antonio al fondo.
Como podéis ver en las dos imágenes siguientes, nuestras previsiones fueron acertadas ya que la mar se fue quedando, máxime con la llegada del subsodicho nordeste.
Poco a poco, Miguel y el menda fuímos arreglando la pesca consiguiendo al final la percha que se ve en la maleta que es el sobrenombre que le doy a la cesta ya que es mayor que las habituales y que llevo para pescar quisquillas ya que al ser grande, éstas van mucho más esparcidas, es decir, menos amontonadas.
Por su parte Juan Antonio también pescó unas cuantas.
Podéis ver en el cesto dos sargos reales o breados, también llamados morrudas, cerradas, monjones, beados, pizcuervos, etc. que sacó seguidos Miguel.
También me llevé estos 3 muxes para consumo propio y la aguja que he congelado para hacer filetes y que empleo como carnada en invierno.
El macizo fue a base de sardina picada y quisquilla y como carnada usamos quisquilla y cangrejillo o galera congelado. Esta vez no llevé gamba. Picaban indistintamente al cangrejillo y a la quisquilla, pero se notó la diferencia ya que cuando macizábamos la zona con quisquilla, picaban mejor a la quisquilla y cuando macizábamos con sardina, picaban mejor al cangrejillo. Decir que con estas mares flojas, la quisquilla funciona bien en este tipo de escenarios submareales.
Al inicio usamos bajos del 0,235 y finalizamos con un 0,218. Los anzuelos fueron Asari del nº2/0, un plomillo en el bajo de 5 mm de diámetro situado a 60 cm del anzuelo, 4 plomillos de lastre de 8 mm de diámetro en la línea junto al emerillón, boya alargada hecha con corchos de champán de 80 mm de alta y diámetro en su parte más ancha de 30 mm a una distancia de los 4 plomillos de lastre de 30-35 cm y una profundidad de pesca que osciló entre los 2 y los 4 m.
En esta ocasión también pescamos algunos a pulso o al piji.
Hacia las 10:30 recogimos los bártulos como véis en la siguiente imagen y nos dirigimos hasta Saltacaballo al restaurante Ibarbia a comer un pincho y darle un poco a la birra ya que el calor era considerable.
Nada más que contar y simplemente deciros que sigue habiendo algún pez por la zona, pero que hay que trabajar para pescarlos lo cual no es ningún secreto; simplemente es así.
Saludos y hasta la próxima.